Evelyn (Kathy Bates) es una señora que se refugia en la comida para escapar de sus problemas maritales. Básicamente su marido no la pela. En una visita a un asilo, Evelyn se encuentra con la anciana Ninny (Jessica Tandy) quien al contarle una historia llena de aventuras, además de convertirse en su amiga entrañable, empapa a la deprimida de sus ganas de vivir y no dejarse de los demás.
Esta película toca temas variados como el racismo, el lesbianismo, la amistad y el machismo. Temas que parece ser no pasan de moda en la actualidad y son bastante recurridos, pero que Tomates Verdes Fritos logra tratar de manera bastante atractiva. A mi parecer, la viejita contagia una nostalgia profunda al revelarnos mediante su historia, un pasado en momentos bastante colorido y en otros de bastante adversidad.
Es una película transformadora y sin pretensiones. Cada visita de Evelyn a la anciana Ninny nos irradia unas ganas de saber qué seguirá hoy, en dónde se quedó la historia para seguir disfrutándola y vivirla a través de sus acertados personajes. Nos hace darnos cuenta de que siempre hay una oportunidad para cambiar.
Las protagonistas de la historia del pasado: Idgie (Mary Stuart Masterson ) y Ruth (Mary-Louise Parker) se encargan de transmitir un mensaje de fortaleza, las mujeres pueden superar los abusos que se les presenten. La historia contemporánea la dota de realismo y es un ejemplo vivo de la aplicación del mismo mensaje. Towanda es la representación de dicha fuerza que deja huella y sobrepasa los límites de la adversidad.
El final me parece bueno. La historia que nos lleva a él no pudo ser mejor. La música le ayuda bastante a la ambientación y las actuaciones son impecables. Otro elemento que me impactó fue la fotografía que logró sumergirme al 100% a la época de crisis sureña. Es una película bonita, con toques crudos de realidad.
Deja un comentario