Todo comienza desde el momento decisivo de la mera decisión. Si voy…
¡tengo que ir! Ya había dicho que iría y hasta se lo había comentado a mi coordinador: Señor coordinador: Iré. Voy por mi boleto.
Si no es ahora no será mañana y no nos juntaremos en el camino. Camino de pasada, Y me van diciendo: Vete por Coatza y de ahí llegas directito a Oaxaca, Oaxaca.
Pero yo tomé la ruta directa. Villahermosa-Oaxaca.
La tomé, en serio, yo le calculaba unas siete y fueron doce horas.
Viaje atemporal en un espacio en forma de paisaje ventanal. De noche la luna, de día la vegetación, palmera-cáctus-palmera-palmera-cerroAmaneciendo.
El camión se quedo con treitamuchos boletos disponibles. Disponible para mí el pasillo, el baño, dos asientos… en realidad más. Le cedí uno a mi mochila, que ya se había cansado de estar sentada en el plasticudo suelo.
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