Antes de empezar mi cambio de alimentación, recuerdo que me levantaba en las mañanas con un hambre feroz. De verdad me ponía de malas no comer temprano.
Solía pensar que esto era una personalidad. Algo así como que pertenecía a un tipo de comelones que no soportaban cambiar su hora de desayuno.
Conforme integré el ayuno intermitente y empecé a verdaderamente agendar mis horarios de comida y snacks, me percaté de que tenía un desorden en mi alimentación.
¿Alguna vez has escuchado eso de que comer carnes rojas te hace enojar? Pienso que comer descontroladamente algunos tipos de comida puede hacer que al día siguiente tu cuerpo te pida más de forma exigente.
Comer más sano me llena de energía y comer a mis horas me mantiene con energía. Es maravilloso, por ejemplo, no dormir con una panzota.
Usar las horas de sueño para reparar el cuerpo en vez de procesar comida es algo que me hace mucho sentido ahora.
Dejar descansar al cuerpo lo hace más feliz.
Jos.
Diarios de cuadritos (14 de 30)
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