En el golf el número ideal de golpes para completar cada hoyo es conocido como par. Este concepto se puede extender a otras áreas de la vida como la dieta.
Si en una comida me excedo, anoto un +1 a mi marcador. Este puntaje puede ir mejorando ese mismo día si por ejemplo, lo compenso haciendo mucho ejercicio. En ese caso anotaría un -1 para volver al par.
La idea es no tener que compensar muy seguido porque eso puede ser insostenible y poco saludable.
Un par para mí sería cuando comí balanceado, hice ejercicio moderado y no me salí de mis parámetros. Así el marcador queda intacto. Esto es muy personal y lo ajusto conforme avanzo y reviso mis objetivos.
Estar abajo del par podría ser, por ejemplo, entrar en déficit calórico. O hacer un ejercicio mucho más intenso. Aunque en esos días pesados suelo consumir más calorías por lo que mantengo el marcador.
Lo que más me gusta de este método es que es una forma fácil de llevar la cuenta a lo largo de muchos días y funciona como el juego de jalar la cuerda: con un sólo número puedo medir qué lado va ganando y equilibrar.
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