El curioso caso de Benjamin Button habla de un hombre que nace de unos 80 años y conforme pasa el tiempo va volviéndose joven. Su madre muere al dar a luz al viejo de cuerpo Benjamin, (Brad Pitt) quien es abandonado por su padre en un asilo de ancianos debido a su apariencia. La encargada del asilo es una muchacha de raza negra quien lo acepta y se convierte en su madre.
La película de casi 3 horas (que se van como agua) se va contando con la lectura del diario de Benjamin. Se pasan rápido debido al engranaje perfecto de relojito con el que se va desarrollando la historia. Digo lo del reloj porque comienza con la historia de un relojero ciego que pierde a su único hijo en la guerra, este artista, con la esperanza de recuperarlo de algún modo, diseña un reloj muy particular. De ahí se desata la magia que da lugar al nacimiento de Benjamin y su curiosa situación.
Estamos situados en la Nueva Orleans de los barrios de raza negra. Un símbolo que se podría tomar de la película es que la raza negra es quien realmente acoje a los de raza blanca (al bebé desamparado) para convertirse en madre de la nación norteamericana. Otro símbolo es el huracán Katrina, que se va acercando conforme se acerca la muerte de la madre de la narradora.
Recomiendo esta película por el arte. Es increíblemente estética y llena de atractivos visuales. Me gustó el desenfado con que de repente aparecen las interrupciones y cambios de ritmo, por ejemplo del señor que cuenta la historia de cada rayo que le ha caído. David Fincher, como buen publicista, va presentando comerciales que van bien con cada época a medida que avanza la película. Simplemente por el maquillaje vale la pena apreciar esta obra. El poder del tiempo y las experiencias de vida que va viviendo el protagonista como por ejemplo, dejar las muletas, que se le deje de caer el cabello, su primer trabajo, tomar fuerzas, asisitr a su primer encuentro sexual para aprender qué se puede comprar con el dinero y demás, hasta llegar al pequeño instante mágico coincidente con su amor, la bailarina Daisy (Cate Blanchett), por el que vale la pena tanto sufrimiento, llamado plenitud.
Dentro de los mensajes que me llamaron la atención, me quedo con que no importa la edad en la que nos encontremos , sino quienes somos. Hay que ser pacientes porque para todo hay su momento. La muerte es algo natural a lo que debemos de estar acostumbrados, como fue con el caso de Benjamin, quien a principio de su vida veía que todos sus compañeros del asilo iban muriendo rápido y se quedaba solo, pero por otro lado conoció a su amor y tuvo la paciencia para esperar el momento adecuado. Con amor es igual de fácil cuidar a un viejo que a un niño. La vida es una consecuencia de las acciones de los demás, pero principalmente de las de nosotros mismos. Es algo que no se mide en minutos, sino en momentos.
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