Hablemos de pozole: el pozole se inventó y el mundo fue feliz. Fin.
Hablemos de los preparativos. No shé qué eshtá pashando, pues no preparé nada. Solo le confirmé a Lizeth que podía usar la casa y luego le confirmé que podía llegar antes para instalar el ollón. El pozole ya estaba empotrado cuando Diana se asomó a la cocina. Creacionismo:
Ha de haber sido una putiza pero se sintió rico nomás llegar a abrir el apetito a los demás. Pues ya, ¿no?
Un pedazo de la cocina para el bar al lado del refri, otro para los menjurjes al lado de la olla, otro para la mesa de los del primer round y la de afuera para los del segundo y la galería entera para los del tercero y las perras y las perras y los perros y la bocina y la vecina y la tuitstar y el bailador y el señor y todo a gusto que ya saben dónde están.
Los cacahuatitos, las generosas cervezas que cada quien trajo. La coquita con hielotes. El cenicero que la gente ya sabe dónde está. Las sillas verdes y el cielo listo para reventar.
Feliz, Lizeth sirvió y sirvió su pozole y felices los invitados.
Era una pozole con harto grano: era un Granole. Y harta carne: Carnole. Cabezole flotole en el pozole sabrosole grasole. Lizethole deshebrole el carnole parole tostadole tragole con salsole enchilosole.
El recalentado me tocó probarlo unas horas más tarde. Una ventaja de las fiestas largas como la de Lizeth.
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