Es lo de menos. A la sábana nunca le importó que deslizándose bajo ella, nuestros pies se encueraran. Sinceramente nunca quisimos que hiciera un buen trabajo. ¿La cobija? Esa puta caliente solo sirvió para cubrirnos desde los genitales hasta el cuello. De los calcetines solo uno funcionó, los demás se perdieron. Luego, pisé el baño mojado.
Pies fríos
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Una respuesta a “Pies fríos”
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Como que me cortaste la inspiración. Todo me gustó, pero el último enunciado me supo raro. Un abrazo.
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