Ciudad bicicletera
Vivo en una ciudad conocida como bicicletera, pero bicicletera por chafa ya que nadie usa la bici mas que para pasearse los domingos. La gente normal no compra bicicletas para hacer ejercicio ni mucho menos transportarse; en Guadalajara las bicis se compran para ir a la Vía Recreactiva: “¿Ya fuiste a la vía? -No, es que no tengo bici.”
Gracias a la Vía la ciudad se está equipando con bicicletas, cada vez más conocidos y desconocidos las tienen, ¡ya sólo falta que las usen! Es una selva que hay que ir circulando para abrir camino, concientizando a los automovilistas y a los peatones. Actualmente no hay lugar para los ciclistas: si invadimos las banquetas se quejan los de a pie, si nos bajamos a las avenidas está de locos confiar en que los camioneros respetarán nuestra ligera armadura. Bicicletero no hay ciclovía, se hace ciclovía al pedalear.
A mi papá le pagaron una deuda con una bici. Seguro no la agradeció para nada pero yo si estoy feliz. La tomé prestada de los bienes familiares y luego la hice mía cuando con sigilo y audacia, más audacia que sigilo, la fui agandallando. Mentada estrategia la he ido perfeccionando desde que expropié la cámara digital materna al llegar a las mil fotografías.
Si tienes una bici en tu casa y no la usas ¡regálala que no se va a usar sola!. No dejes que se la coman los gusanos metaleros. Por otro lado, las bicis no están taaan caras, está cool que compres una para ir a la Vía y vayas haciendo un cayito sano, económico y divertido armando una GDL en bici. Para los paseos nocturnos masivos si te dejo que te compres la bici aunque no respetes a los automovilistas.
Planeando el viaje
Si calculo que me tardo nomás 15 minutitos de trayecto -Los minutos dan más weba que los minutitos caray- pues lógico y obvio que elijo irme en bici. Si me tardo media horita, lo más probable es que también parta en dos ruedas con motor humano. Ya si es más de media hora y además tengo que ir a la Chapu nocturna y una compañera del Taller de Ensayo me pide ride, definitivamente me da miedo y medio webita subirla a los diablitos y mejor me voy en carro. Si no pos pa qué lo tengo, tampoco estoy tarugo.
La cosa es que joven y bello me vería mejor en un Mini Cooper Eléctrico -los Ferraris ya están muy choteados hasta para desear- pero pues hay que apoyar la causa, además no me veo tan mal super-ultra-duper-ciclista-equipado-ambientalista-espi-alidoso.
El viaje
Soy un convenenciero pues agarro la bici y me voy al trabajo para no pagar diez pesos diarios del camión o la gas del carro: mejor me compro un agua popis y adelgazo la llanta pero de la bici al dar derrapones de adolescente. Llego al work y subo la bici a mi oficinota: ¡Que se maten allá abajo!, grito desde el balcón; que se maten buscando estacionamiento y echándole un ojo al viene-viene viene vieneee y otras bestias míticas.
¡El tráfico ya me tiene hasta la madre! es una frase que nunca diré ya que los automovilistas son mis bufones, me les quedo viendo con cara de felicidad suprema cuando los rebaso en un tope y bien erguido y elegante continúo con aceleración máxima hasta el próximo semáforo.
Con pudor me paso el alto hasta que me vuelven a alcanzar y yo disimulo que mi corazón apenitas palpita y los vuelvo a mirar con mi jeta de ¡Quéeee weeeba me das!: Ya llevaba meeedia cuadra más que tu.
Mi propuesta es que el peligro de andar en bici radique en la envidia generada a los automovilistas por parte de los bicicleteros al percatarse de las bondades de la bici, mas que por andarse cuidando de los atropellamientos hasta cierto punto ignorantes pero comprensibles en esta ciudad no preparada.
Todo está en la cultura: Cuando voy de bajada abro el Mural, subo las ya torneadas y me pongo a leer La Menor Importancia. Con el vuelito le cambio la hoja al periódico mientras de pasada convierto a algún -alterado víctima del tráfico- automovilista a la legión bicicletera.
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