Comenzó con letras, las de una carta. Le digo carta porque llamarla correo o email le quita peso. Comenzó con la carta de un verdadero amigo. Una de las muestras más poderosas de amistad que he experimentado.
Siguió el día conmigo guardando a los pericos y ellos no quejándose gracias al calor del patio. Ese bóiler debe ser tropical. Junto con los brassieres colgados de una mexicana instalación de telecable digital se formó una jungla que reconfortó a las bestias pero a mi oído más.
Pude escribir y leer. Disfruté de la tranquilidad de la ausencia de mis progenitores y me olvidé que afuera de mi casa está mi carro. Espero que ahí siga, porque hoy no pienso averiguarlo.
Hoy fue un día bueno porque ya me estoy desintoxicando de la idea de que los domingos son malos. No hay tarea para mañana porque no hay escuela, no hay misa para hoy porque quien ya debía de entender, ya entendió que eso de las misas y yo no somos muy compatibles, especialmente los domingos.
Luego de leer y releer algunos otros blogs locales, qué mejor día que terminar escribiendo. Para seguir escribiendo sin escribir que mañana será un mejor día.
Por presumir, mañana correré, daré un ride, pagaré una multa, comeré feliz, daré otro ride y asistiré a una cata de vinos. Qué mejor manera de terminar este día que fue bueno, soñando que mañana será mejor.
Deja un comentario