Cuando me desvele escribiéndote pétalos, levántate temprano a recogerlos frescos.
Cuando te escriba acaloradas pasiones, sonrojarte es tu deber.
Cuando ya no me aguante y susurre perversiones, déjate tocar.
Cuando te bese con las sílabas y te desbarate a versos, quédate callada y comienza a disfrutar.
No digas gracias, di que quieres más.
Cuando te escriba de noche, méteme a tus sueños piel de gallina, déjame moverlos, déjame entrar.
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