Fue un deleite correr en la vitapista Monterrey. La pista es especialmente para corredores, nada de bicicletas asesinas o perros mordelones. El Antaris, hotel en el que nos quedamos queda a unos pasos de la pista, lo suficiente como para ir calentando.
Esto me hace pensar que una buena ciudad debe de contar con beneficios como este para elevar la calidad de vida de la población. No te cobran ni un peso, como debe de ser. A todas horas hay gente corriendo. La pista está en el camellón. Tiene una forma de zigzag suave bastante ancho. Iluminación perfecta, ni un bache: noté que la habían remodelado recientemente pues tenía algunos arreglados, bien emparejados. Es muy extensa, segura, barrida, buen mantenimiento en general.
El reto que maneja son los puentes, deliciosas subidas con una vista bastante agradable, hay mínimo cuatro rutas que se pueden tomar, uno llega a la glorieta principal y se abren otros tres caminos a distintos puntos de la ciudad, por ejemplo al puente atirantado.
El único detalle que le vi es que hay varios cruces con semáforo, que requieren que el peatón espere. Hay otros sin semáforo en los que el peatón tiene la preferencia, eso me encantó. Y al parecer respetan mucho esa preferencia. Lo que es la gente con cultura.
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