Algunas veces me gusta leer sin conocer al autor, disfrutar de un extraño para después de leído investigarlo (aunque sea en Google) y llevarme gratas sorpresas como la siguiente: Quien escribió de perfil tenía más o menos la misma edad que yo. José Agustín, sin quererlo, se convirtió en un revolucionario de las letras y una inspiración para los nuevos escritores.
Me gustaría comentarles que José Agustín se la jugó al utilizar el lenguaje de los jóvenes. Lenguaje que en parte sigue vigente a pesar de que evoluciona muy rápido. Su manera de expresarse muestra una fluidez impresionante, especialmente al presentar sus personajes. La sinceridad con la que de plomazo se avienta sus vivencias, su modo de pensar y la forma en la que se involucra en su ambiente, se gana la confianza del lector.
Es una especie de diario que irremediablemente se disfruta, como se disfruta que un compa te cuente sus aventuras diarias. Sus puntadas hacen reír y te quedas picado con las anécdotas. Todo gira en torno al chavo Rodolfo Valembrando, sus padres, su amor desparramado, su gozo al fumar o querer hacerlo, sus verdaderos amigos, su espacio, la grilla en la escuela, la búsqueda de su vocación, sus desmadres…
“Cuando José Agustín (Acapulco, 1944) tenía apenas 22 años, publicó De perfil, una novela cuyo protagonista, un adolescente anónimo que apenas estudia con desinterés para ingresar a la universidad, que ve en sus padres a un par de adultos un tanto ridículos y resiste la seducción de sus criadas porque el sexo “no le interesa gran cosa”, inauguró sin proponérselo, una nueva forma de hacer literatura.”
De perfil, es un libro muy al estilo mexicano para aligerar el tiempo.
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