Dossier Mentira

ÍNDICE

EDITORIAL

De la película de Kusturica Prométeme, cuando el abuelo le pide al nieto que vaya a vender la vaca y se consiga una esposa: El nieto alega que tendría que mentir, el abuelo contesta -No se trata de mentir, sino de la calidad de la narración.

A veces la verdad no está en la veracidad de los hechos sino en la capacidad de construir la idea que realmente exprese lo que se quiere decir. La mentira es otra cosa. A veces se llama publicidad, otra va en los noticiarios y muchas están frente a nuestros ojos. La mentira existe en lenguajes construidos de silogismos que son falacias y en el rostro que no podemos ocultar. La mentira se llama Santa Clos y también se llama Dios.

LA ENVIDIA
AFORISMOS

Mauricio Carrera

Música de fondo para este artículo:

La envidia es la falta de compasión por aquellos que creemos tendrán distinta muerte.

Envidiar es el deseo rechazado de haber sido otro. Entre los inquisidores se demuestra con la tortura o la condenación eterna, entre los pusilánimes con querer que el mal le suceda al cabrón aquel o a la cabrona esa, entre los escritores como un adjetivo mal colocado en la torpe vanidad.

En la desgracia general, el envidioso cree ser feliz cuando imagina merecer lo que a otros les ha dado la canija suerte, la vertiginosa corrupción, la escasa inteligencia, la belleza heredada, la imperturbable salud, la inmerecida gloria o la riqueza mal habida.

Envidiar a un político es creer que el robo es costumbre o ley de vida. Se le envidia no por sus inventadas acciones para el bien común, sino por los trajes a la medida, las camionetas con guaruras, el dinero que hurtan, el poder que corrompe, la piruja lujosa que les lisonjea con filosofía de gorda matrona o de viagra.

La envidia es benigna o maligna. La diferencia consiste en traspasar o no los límites de la perturbación mental para poner en acción procesos de agresión, vilipendio, desdén, destrucción.

Si es religioso, el que envidia sostiene que su infortunio se debe a una distracción divina.

Envidia es haberle dado a otro lo que a nosotros nos correspondía. Por eso los envidiosos se reconocen entre sí, pero se rechazan.

La admiración es la envidia sin el anhelo de robo, venganza, bilis desparramada. Es un homenaje a los demás sin el permanente fracaso del ego.

Envidiar es reconocer que los abrazos maternos fueron fríos, ausentes, desdeñosos, inútiles, fugitivos.

No creer en la otredad como abnegación, simpatía o compasión, eso es envidiar.

Envidiar es la intolerancia alquímica ante el culto a la solidaridad. Es fácil de reconocer en el dolor hepático, en el trastorno emocional que permanece insomne, en el dolor del alma como una patada en los huevos.

La envidia es frustrarse ante el distinto olor de la mierda del constipado vacío de los otros.

En la mujer despechada se halla la verdadera envidia del pene.

Pecar no lo hace el envidioso. El moralista envidia la ortodoxia del liberal que se atreve a continuar la tradición vital de la transgresión y la herejía.

Al envidioso le falta valor para apropiarse de buenos sentimientos. Al fascista, también. A las suegras, también. A las despechadas, también.

Al envidioso su empatía lo desgarra. Teme morir antes de que su vida esté llena del bullicio de las virtudes ajenas.

Envidiar a un escritor es reconocer la propia falta de talento. Es ambicionar las páginas de otro bajo el disfraz del desprecio. Es creer que se escribe mejor o igual, pero ahorrándose los procesos creativos, es decir la particular cuesta arriba de la vida y el tormento aterrador y dulce de la escritura.

A un escritor envidioso hay que pedirle escribir por lo menos una de las maravillosas páginas de quien envidia. Pretextará falta de tinta, una súbita diarrea, alguna urgencia médica, la oportuna muerte de una vieja amante o la pereza mental del mi plumaje no es de esos. Creerá salirse con la suya cuando su séquito le aplauda. Pondrá oídos sordos ante la palabra mediocre.

Cuando el admirado tropieza, el envidioso sonríe. Ignora en su vanidosa ceguera que la envidia es una forma de la veneración. Cuando es envidioso, y además autoayudado, lo sabe. Ha aprendido a decir “admiro”, no “envidio”, pero lo dice no por boca de su golpeado hígado sino de su afán de sobrevivencia.

Los envidiosos no cambian, sólo se convierten en falsos aduladores o en linchadores agazapados en la masa de las redes sociales.

La envidia siempre denigra, a no ser que uno sea el envidioso.

Mingidor

¿Quieres sudar en el tianguis?

Emiliano Pérez Cruz

Ella llora con él. Ambos lloran. Porque él quiere ir al tianguis. Ella, su madre, no lo quiere llevar. ¿Crees que no me duele, que no siento, que soy de piedra? Estás mal, equivocado. Me duele ver cómo miras con cara de hambre, volteas a verme y me hago la desentendida, la que no ve cómo miras intensamente esos tenis, imposibles para mi sueldo de volantera en el Primer Cuadro: ¡lleve sus lentes, armazones, micas, cristales, los mejores precios, las mejores marcas, la máxima calidad, Dulce & Gabanna, Ray-Ban, Adidas, Nike, Gucci, Calvin Klein, Dior, los mejores precios, las mejores marcas, la máxima calidad… Ella llora con él, se abrazan. El chamaco insiste: me fui con el de las verduras a vender; le ayudo a bajar la mercancía, pongo la tarima y distribuyo todo lo que hay; por la tarde levantamos todo y me da cien pesos, mamá, y ya junté para unos tenis. La mamá resiste: con eso que tienes podemos acabalar la renta. Pero mira cómo están abiertos ya mis zapatos; agarra la onda, jefecita; falta una semana para pagar la renta: le chingo con el verdulero y completamos. Pero vamos al tianguis del Bordo y deja de chillar; vamos y te regalo unas pantuflas para que descanses tus pies cuando regresas de tanto andar en el volanteo. Ella acepta, se deja querer, caminan hasta el Bordo Xochiaca y el rap los envuelve, más delante el regueatón y los cumbiones; las pacas de ropa son tomadas por asalto, hay que vestirse, renovar los trapos, se arrebatan las camisas de 50 pesos; vuelan las playeras y los chors para lucir pierna y menguar el calorón; pantalones, tenis, ropa deportiva clonada de marcas de prestigio, para andar a la moda y tirar rostro en el barrio ya endomingado. Ambos deciden darse un gustito en el puesto de mariscos. Ella aceptó, atenida a que su chamaco se está haciendo hombre, dejó la escuela y decidió ayudar al ingreso familiar empleándose en lo que sea. Yo te invito. Va al puesto de las cervezas micheladas y vuelve con dos enormes bolas de cristal: pa bajar bocado, jefita, no creas que es de diario. Allá tú si agarras el vicio, que es lo más fácil: lo difícil es mantenerlo, ¿ya sabes dónde comprar los tenis? Hay que regresar al mercado y preparar la comida… Conforme la mañana avanza la gente puebla y desborda el tianguis del Bordo, curiosea en busca de mejores precios, regatea, se vuelve espectáculo dentro del espectáculo que él tianguis es en sí mismo. Es el barrio en bermudas y chancletas, dispuesto a vestir a la mascota, elegir el abarrote, localizar la herramienta para el coche que el caco se llevó; focos, lámparas, utensilios para el montañismo, CDs de música para todos los gustos y edades, DVDs con la película de estreno. Juguetes de novedad o reciclados, para que los chamacos no se frustren porque no tuvieron completa la colección de McDonalds o Burguer. En la mar de chácharas buscan la manija para el coche, la moneda de plata conmemorativa, la jabonera de bronce con forma de concha marina, el candelabro para la mesita de la sala, un guante de béisbol que conserva un autógrafo del Gordo Valenzuela, un disco de vinil de Los Picolinos que el trae el hit de los sesenta “Yo, tú y las rosas”; el jarrón fenicio de Tlaquepaque, un Niño Dios vestido de futbolista tapatío… -Ahí está el puesto de de las pantuflas, jefa. Escoge las que te gusten… ¡Te verías chida con unas con forma de garra de tigresa! -Anda y disfraza a tu abuela de tigresa, prefiero esas de abuelita con peluche por dentro, ¿tendrá del número cuatro, señito? -Aquí tiene, mídaselos. Tenga este cartón para que ponga los pies… Llega el aroma de longaniza frita con papas, para los pambazos enchilados con salsa de guajillo. Y en el comal, tlacoyos de maíz azul: con frijoles, habas, alverjón o requesón, y encima nopalitos compuestos, queso rallado y salsa verde o roja. Para pasar bocado, tlachicotón, caldo de oso o babadrai del mérito Valle del Mezquital. A un lado, las quesadillas, y la doña que vende fruto de huerta: flor de calabaza, chayote tierno, habas verdes, ejotes, nopales de a diez varitos la docena, y peras silvestres, chapulines dorados con chile de árbol y ajo. Y la miel en penca, los acociles frescos, las mojarras fritas, un paraíso de sabores para un tentempié y luego continuar las compras entre las carpas de colores azul, naranja, amarillo; no suelten a los chamacos, porque luego el pedo es dar con ellos entre el gentío, entre el barrio que salió a darse gusto en el consumo aunque sea de relingos, porque para nuevo no alcanza con los salarios de hambre, caray… -Aquí vi los tenis que quiero, Jefita: réplica 1.1, casi originales. -¡Ay m’hijooo!, deberías comprarte los originales, yo te acabalo… -Andan en 5 mil varios, jefa, y estos son de a cuatrocientos. Y me duran casi lo mismo. Deje, me los pruebo y nos vamos a los helados, que chingaos: si trabaja uno, pus hay que darse un gustito. Ya en la semana vemos cómo le hacemos, verá… -Pues apúrate, que el solazo ya está en su mero punto y el domingo ni rinde.

Euclides y las mentiras

Luz de Teresa

Instituto de Matemáticas, UNAM
ldeteresa@im.unam.mx

“Existe una opinión muy generalizada según la cual la matemática es la ciencia más difícil cuando en realidad es la más simple de todas. La causa de esta paradoja reside en el hecho de que, precisamente por su simplicidad, los razonamientos matemáticos equivocados quedan a la vista. En una compleja cuestión de política o arte, hay tantos factores en juego y tantos desconocidos o inaparentes, que es muy difícil distinguir lo verdadero de lo falso. El resultado es que cualquier tonto se cree en condiciones de discutir sobre política y arte —y en verdad lo hace— mientras que mira la matemática desde una respetuosa distancia.” Ernesto Sábato, Uno y el universo.

Cuando aún no terminaba la carrera de matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UNAM trabajé como ayudante de profesor en la asignatura Cálculo I. Le pedí permiso al titular de la materia para presentar a los alumnos un escrito con errores matemáticos y su tarea era detectar éstos. Una de las “demostraciones” falsas era una muy famosa en la que se demuestra que 1 es igual a 0, cuyo truco consiste en ir haciendo operaciones válidas de ambos lados de una igualdad y, en determinado punto, dividir entre cero. ¡Operación absolutamente prohibida, que sin embargo puede convencer a más de un incrédulo de casi cualquier absurdo matemático! Empero, una persona observadora puede detectar el truco fácilmente y exhibir al mentiroso. Y es que en matemáticas mentir no es fácil. El escrutinio de una mente entrenada detecta los errores o inconsistencias presentes en una demostración. Aunque también en matemáticas hay verdades a medias o, mejor dicho, resultados que parten de supuestos que no son en absoluto obvios aunque a lo largo de la historia se haya pensado que sí. Un ejemplo de esto es lo que se conoce como Geometría Euclidiana, que es la que aprendemos en la primaria. Ahí se describen las rectas como “la distancia más corta entre dos puntos” y nos enseñan que por un punto exterior a una recta dada pasa una única recta paralela a ella.

Este razonamiento es conocido como el Quinto Postulado de Euclides. Un postulado, según la RAE, es una proposición cuya verdad se admite sin pruebas y que es necesaria para servir de base en ulteriores razonamientos. Así, lo que hoy conocemos como la Geometría Euclidiana, que es la que permite, entre muchas otras cosas, construir edificios, hacer planos, calcular distancias, etc., se fundamenta en cinco verdades evidentes, los cinco postulados de Euclides:

  1. Desde cualquier punto se puede trazar una recta a cualquier otro punto.
  2. Toda recta se puede prolongar indefinidamente.
  3. Con cualquier centro y cualquier distancia se puede trazar un círculo.
  4. Todos los ángulos rectos son iguales.
  5. Si una recta, cortando a otras dos, forma los ángulos internos a una misma parte menores que dos rectos, las dos rectas prolongadas indefinidamente se encontrarán de la parte en que los dos ángulos son menores que dos rectos.

Los cuatro primeros son razonamientos directos, fáciles de escribir y, en efecto, parecen encajar en la definición de postulado. El quinto, sin embargo, parece un trabalenguas y necesita una traducción, que es exactamente la que mencioné antes: por un punto externo a una recta dada, pasa una sola paralela a ella. Euclides, si es que existió, lo hizo en la Grecia clásica por ahí del siglo cuarto antes de nuestra era. Desde esa época muchos geómetras ya eludían este postulado dado que había algo que no les parecía demasiado evidente, y tenían razón. Ahora bien ¿Cómo se puede negar lógicamente este postulado? Resulta que hay dos maneras de hacerlo:

  1. Por un punto exterior a una recta no se puede trazar ninguna recta paralela a la dada.
  2. Por un punto exterior a una recta se pueden trazar varias rectas paralelas a la dada.

En 1823, más de dos mil años después de Euclides, Janos Bolyai supuso que el V postulado era independiente de los otros cuatro y, por tanto, dedujo que si se sustituía por otro no equivalente podría construirse una nueva geometría, tan coherente como la euclídeana. El padre de Bolyai escribió a Carl Friedrich Gauss (conocido cómo el Principe de las matemáticas por sus aportaciones impresionantes a está área del conocimiento) contándole los hallazgos de su hijo. Gauss confesó que llevaba 30 años trabajando en ese mismo tema y había llegado a la misma conclusión pero no se atrevía a publicarla antes de morir pues contituía toda una revolución pues abría el camino hacia nuevas geometrías. Entonces ¿Es mentira el V postulado? No. Pero tampoco es verdad. Se pueden crear tres distintas geometrías negándolo o aceptándolo. En realidad, estas geometrías que describen triángulos, ángulos y rectas, cambian según “el espacio” que describimos. Si pensamos en un mundo plano como una mesa o en un cubo, el V postulado es verdad. Si pensamos en una esfera sólida las rectas, curva más corta que une dos puntos, mejor llamadas geodésicas, siempre se intersectan. De hecho, aunque vivimos en una esfera, es de un radio tan grande que la geometría euclidiana funciona adecuadamente cuando construimos una casa. Sin embargo, las trayectorias de los aviones (además de estar modificadas por los vientos), deben de seguir círculos de radio máximo para recorrer las geodésicas de la tierra. Ésta es la conocida como Geometría Elíptica. La tercera geometría, aquella que tiene múltiples paralelas pasando por un puntro exterior a una geodésica dada, se conoce como Geometría Hiperbólica y se puede “ver” en esos maravillosos dibujos de Escher donde en un círculo están dibujados peces o ángeles y demonios cubriendo totalmente la superficie con imágenes de mayor tamaño (para nuestra mirada euclidiana) en el centro y cada vez menores cuando se aproximan al borde del círculo (ver en https://mcescher.com/gallery/mathematical/). En esos dibujos, con la mirada de la geometría hiperbólica, las imagénes del centro tienen el mismo tamaño que las situadas al borde del círculo. Lo que cambia es la geometría, y en especial la manera de medir. De alguna manera la historia de las geometrías nos dice que a veces las verdades “evidentes” e indiscutibles no lo son y es necesario dar un soporte lógico a los razonamientos para no caer en contradicciones. Desafortunadamente, Kurt Godel en 1931 probó que las matemáticas son “inconsistentes”. Esto significa que hay verdades que no se pueden demostrar a partir de los “axiomas” (verdades universalmente válidas que constituyen los principios que sustentan a las matemáticas) y que no basta con añadir nuevos axiomas. Siempre habrá uno más que no se puede probar. En realidad esto es fascinante para los lógicos, pero el resto de los mortales trabajamos, construimos matemáticas nuevas, volamos aviones, observamos reacciones químicas, modelamos epidemias, etc. sin preocuparnos con la estructura lógica de las matemáticas. Así pues Ernesto Sábato tenía razón, y no. Otro Gato de Schrödinger nos mira y no nos mira desde su caja. Algunas lecturas recomendadas: Introducción a la geometría avanzada Primera edición Ana Irene Ramírez y José Seade Kuri Editorial: Prensas de Ciencias Año 2002, Páginas 251 Invitación a las geometrías no euclidianas Ana Irene Ramírez-Galarza, Guillermo Sienra-Loera UNAM, 2000 Un paseo por Hiperbolia Michael Barot En la Serie: “Matemática Aplicada y su Enseñanza”, editado por: F. Brambilla Paz y A. Díaz Barriga. Centro de Investigación en Matemáticas y Sociedad Matemámatica Mexicana. 2005. Gödel, Escher y Bach. Un eterno y grácil bucle Douglas R. Hofstadter Tusquets Promoción, 2012 Gödel y los límites de las matemáticas Elías Baro González / Amador Martín Pizarro El País, Café y Teoremas. 2019 https://elpais.com/elpais/2019/01/24/ciencia/1548329597_971134.html

El quinto postulado de Euclides… y la geometría del universo Vicente Trigo Aranda Revista Digital ACTA https://www.acta.es/medios/articulos/matematicas/019035.pdf

Ernesto Sábato y el conocimiento luminoso Blog: Matemáticas y sus fronteras https://www.madrimasd.org/blogs/matematicas/2020/06/10/148074

Vídeos recomendados:

Verdades
y mentiras, 2021

Vacunas y elecciones

Israel Galán

Dos serán las principales tareas que tendrán que afrontar los mexicanos en 2021: la vacunación contra el virus del Covid-19 y un proceso electoral muy importante en la historia de México. En el caso de la Vacunación contra el virus se trata detener la gran mortandad que está ocasionando en todo el país y, por consiguiente, establecer las condiciones que permitan la continuidad para proveer de los satisfactores necesarios a la población sin los cuales no es posible tener un mínimo de bienestar social. Respecto al proceso electoral masivo que se efectuará a lo largo y ancho del país es importante porque de él depende el futuro México: avanzamos o retrocedemos. Por lo que se refiere al programa de vacunación como se está formulando en sus diversas etapas y para las varias capas sociales de la población, no debe caber duda y no se debe prestar a vacilaciones, a confusiones, ni a especulaciones porque es más que necesario, es indispensable en ello nos va la vida.

Las campañas contra las vacunas, sobre todo contra las de Rusia y China, no deben tener cabida entre la población porque son manipulaciones malintencionadas que ocultan propósitos desestabilizadores con el fin de crear caos a base de divulgar mentiras, prejuicios, hechicerías, vulgares creencias y mitos fantasiosos.

Con toda decisión hay que vacunarse contra el virus y rechazar las mentiras falaces. El proceso de vacunación requiere la participación organizada de toda la población que está o puede estar afectada por el virus, así como todo el personal sanitario, del personal docente y de los estudiantes de Medicina, enfermería y de aquellos que cursen especialidades relacionadas con las ciencias naturales como son la Biología, la Agronomía, la Veterinaria y demás ramas afines. Las instituciones de educación superior deben participar y prestar su apoyo más amplio y decidido al proceso de vacunación, incluidos los profesores de los diferentes niveles escolares por la relación estrecha que tienen con los padres de familia. El proceso de vacunación debe ser un ejercicio organizado, amplio y masivo de participación ciudadana lo que mejorará las condiciones para que las elecciones a efectuarse en junio de 2021 se realicen exitosamente pues de ellas constituyen una parte importante de nuestro. Aquí la disyuntiva de ir hacia adelante o permitir el regreso al pasado se plantea en toda su magnitud porque estas elecciones deben arrojar como resultado crear las condiciones que permitan profundizar en la democracia y a su vez permitir la realización de un nuevo CONSTITUYENTE que cree las bases de la transformación de México y permita un mejor nivel de vida en un marco de convivencia.

LA MENTIRA

Rocío Arnal Lorenzo

Ningún hombre de principios, ninguna persona honrada, puede ser testigo de la forma de mentir torpe y descuidada de la época presente, sin condolerse de ver tan noble arte así prostituido.

Mark Twain en La decadencia del arte de mentir

La utilización de la mentira es muy antigua, casi tanto como la de la humanidad. Nietzsche dijo que el valor de un hombre se podía medir mediante la capacidad que éste tenía de soportar la verdad. A finales del XIX, Miguel de Unamuno, en su libro Nuevo Mundo, ya criticaba el régimen de la Restauración Borbónica porque estaba basado, según sus palabras, en una gran mentira, en donde la verdad era casi un delito. Los británicos, en la época victoriana, utilizaron la defensa del libre comercio para declararle la guerra a China, cuando en realidad su objetivo era venderle opio y dominar el comercio. Estados Unidos manipuló la información sobre el hundimiento del acorazado Maine en el puerto de La Habana, para quedarse con Cuba. Y qué podemos decir de las dictaduras latinoamericanas y las infinitas informaciones falsas que distribuyeron dentro y fuera de sus países; o los partidos políticos que apelan al orgullo racial, religioso o cultural de un pueblo, para hacerle creer que ellos son los elegidos y se lo merecen todo. No olvidemos la cantidad de cortinas de humo que son creadas por el aparato del Estado cuando debe pasar desapercibido un acto de corrupción o un hecho delictivo, o una ley anti social que se quiere aprobar, así como la represión policial. Todos conocemos las palabras Fake News, sabemos que son noticias o informaciones falsas, pero lo más importante es que siempre tienen un interés, un objetivo determinado. La mentira, en este caso, está creada con un propósito definido y muy bien pensado. En la actualidad estas falsas noticias son parte de nuestra vida diaria y lo peor de todo, es que creemos fielmente en ellas como si fueran verdad absoluta. En resumen, las fake news ocultan la verdad deliberadamente y nosotros contribuimos gustosos a distribuirlas. Las personas mienten para defender sus convicciones, una ideología y sobre todo para conquistar o mantenerse en el poder y generalmente el objetivo es perjudicar a otra persona o a un grupo de personas. Pero no pensemos que sólo se fabrican bulos para dañar a grupos políticos, en la vida privada también se utilizan con la misma finalidad, ya sea en la familia, en el trabajo, en la escuela o entre los vecinos. Los bulos son informaciones falsas disfrazadas de verdad, que son inventadas por grupos políticos o económicos, unos tienen el poder y otros quieren ese poder a costa de lo que sea (el fin justifica los medios). Obviamente las fake news con un destino político tienen un impacto incalculable, si no, pensemos en las noticias que se difundieron sobre el fraude electoral de Joe Biden. ¿Cuántos bulos sino abiertas mentiras envió Donald Trump durante su mandato? Es una cifra astronómica, pero merecía la pena para sus intereses personales porque millones de personas creen todo lo que él dice y eso le mantenía en el poder. Según Noel Bilbeny, en su artículo Poder y flaqueza de las falsas verdades: “Se falta por ello a la verdad y a la veracidad, que es la voluntad de decir la verdad… La postverdad de este tiempo de información sin verdad, es útil a los intereses del poderoso y agradable para muchos de los que dependen de él, porque les acaricia sus emociones y les remacha sus prejuicios”. La humanidad llena su mente de ideas falsas o emociones que son más bien artificiales mediante las fake news. Así se crean seguidores de ideologías o consumidores de determinados productos… Es cierto que recibimos informaciones falsas que somos incapaces de saber si son verdad. En algunos casos, no se tiene la voluntad de confirmar la veracidad de un texto porque sabemos que perjudicará a nuestro adversario, así que nos convertimos rápida y eficazmente en replicadores de la fake news que acaba de llegar a nuestras manos. Vivimos en un mundo en que la cantidad de noticias que nos llegan, nos sobrepasan y sin embargo, somos incapaces de tomar distancia y leer con atención algunos temas que nos sean interesantes. En realidad, en el mundo occidental, que es el conozco, nos hemos acostumbrado a la inmediatez: lo que más se lee son las frases de dos líneas que aparecen en Twitter o en otras redes sociales. Además, y para colmo, nos sentimos con la libertad y a veces la obligación de reenviar esa información que creemos que es verdad, a todos los contactos conocidos o no de nuestras redes sociales, sin contrastar antes su contenido con fuentes fiables. ¿Cuántos de nosotros verificamos el texto, los datos o la fuente de lo que vamos a enviar? ¿Cuántos de nosotros hemos enviado información que sospechamos que es falsa pero como perjudica al oponente político o al gobierno, es reenviada a todos nuestros conocidos? Pensemos en los grupos de WhatsApp, en nuestro muro de Face Book o en Twitter… los usamos para desprestigiar a todo bicho viviente que piense diferente. En la actualidad las mentiras se han ido normalizando en nuestra sociedad. No nos olvidemos de la frase atribuida a Goebbels en la década de los treinta: “una mentira repetida mil veces termina convirtiéndose en una verdad”. Si una mentira es replicada por los medios de comunicación y las redes sociales, termina pareciendo una verdad. Hay cientos de momentos históricos en que la opinión pública ha sido manipulada para beneficiar a las esferas de poder o para obtener el apoyo del pueblo en situaciones tan poco dignas como una guerra. Sería fantástico que fuéramos individuos que exigimos la verdad ante cualquier cosa, ya que gracias a la verdad nos podemos formar una opinión, lo que hace que la participación en el ámbito político sea responsable, consciente y crítica. Qué mejor que en vez de justificar una mala praxis de los políticos, les exigiéramos ejemplaridad, denunciando los abusos, la corrupción y todas esas cosas de las que nos pasamos el día quejándonos. Sin embargo, como todos tenemos una ideología determinada, aunque digamos que somos “apolíticos” o que no nos interesa la política, vamos por la vida llenos de prejuicios debido a nuestra concepción de la realidad y del mundo. Pero todavía hay esperanza: hay periodistas que dedican su existencia a verificar las falsas verdades, que investigan todo tipo de documentación para descubrir irregularidades en el quehacer político y en el comportamiento de las personas que dicen representarnos. Hay periodistas que están encarcelados o pierden la vida por esa causa… también hay, sin duda alguna, políticos decentes, que luchan contra la corrupción y denuncian la mala praxis de sus compañeros. Contribuyamos nosotros a darle sentido y valor a la verdad, seamos exigentes con nosotros mismos y seamos ciudadanos críticos y rigurosos, además de personas, o de individuos.

Y NO ES MENTIRA

Andrea Anaya

José Vicente Anaya… “el poeta místico, el autor del primer manifiesto infrarrealista, el autor de Híkuri, el vagabundo del Dharma, el maestro, el anarquista, el asceta, el experto en poesía de china y japón, el fundador de “Alforja revista de poesía”, el traductor, el periodista cultural” Llueven los elogios totémicos en homenajes, entrevistas, columnas. Llueven y empapan (más mi rostro que otra cosa) Y por más verdaderos que son, no se acercan ni siquiera a describir a José Vicente Anaya, mi papá. Hoy habría calculado la hora (para no despertarlo) y habría marcado el teléfono de su casa. Habría escuchado su voz al contestar, le habría escuchado decirme -¡Shunka! estaba pensando en ti, otra vez nuestra telepatía funciona-. Le habría dicho -feliz cumpleaños papito-. Él seguramente me contestaría que no se acordaba que era su cumpleaños, que esa fecha siempre le tenía sin cuidado, pero que gracias, que me invitaba a comer. Yo le hubiera dicho que no, que lo invitaba YO porque era SU cumpleaños, que podíamos ir al lugar que se le antojara, o podíamos pedir comida en su casa y tomar té de jazmín en una de sus teteras chinas. Lo hubiera abrazado largamente. Hubiéramos platicado de nuestros proyectos y retomado conversaciones de hace algunos días. Me hubiera llevado de regalo la nueva edición en inglés de Híkuri, que tradujo Joshua Pollock. -¿¡Es tu cumpleaños y tú me traes un regalo a mi!?-. Nos hubiéramos reído mucho de eso. Le prometería que lo acompañaría a la presentación del libro, que es este domingo. -Sale, ¿te late si llego una hora antes y así te ayudo a preparar todo? y pedimos algo de cenar cuando acabe- -All right!- (contestaría, orgullosamente chicano). -Nos vemos el domingo, Shunka- En su lugar, estoy aquí detrás de mi escritorio, y veo el paquete con los 6 números de la nueva edición de Híkuri que me envió Joshua Pollock por correo a mi, en ausencia del autor. Estarías contento papito. Yo estaría contenta de verte contento. Feliz cumpleaños.

RELATOS INDIGENTES
MENTIRAS

DEL LIBRO AMNESIA 68

Carmen Galán Benítez

Tirada en la calle, así la encontró Art esa noche de luna llena, 25 años después. Ni siquiera sobre una banca, tampoco en la jardinera ya desbordada por las raíces del enorme hule. Literalmente en la calle, así, sobre la banqueta, con sus pantalones de pana morados y sus botas argentinas, con la chamarra de mezclilla que se sacó de no se sabe cuál bar, con los ojos abiertos, consciente, pero con un gesto de dolor duro y rudo. Señora ¿la puedo ayudar? ¿Helena? ¿eres Helena? ¿qué pasa? Se miran a los ojos y no pueden evitar una carcajada. Me caí… ¿Y eso?… por mensa. Art ayuda a Helena a levantarse, al parecer ella tiene una lesión en el hombro. Vamos a que te revisen… Odio ir al doctor, nunca me dicen algo que yo no sepa. Llegan al pequeño departamento en el que vino a vivir Art en la Roma tras múltiples triunfos y fracasos, tras la vida loca y compleja en la que jamás pensó que se encontraría nuevamente con Helena… ¿Tienes vodka? Ella no puede mover el brazo. Él le unta una pomada de marihuana y le da un analgésico. Ella reposa y comparten un silencio contenido en el que quisieran contarse la vida. ¿Qué hacías ahí (es acaso una primera pregunta) tirada en la calle? Ya ella le cuenta que está haciendo un documental sobre indigentes en la ciudad de México y que le ha tocado ver de todo: chemos, piedrosos, inyectados, tonayaneros… abandonados y abandonadores. Locos. Y sí, este hablar en masculino… porque también locas, muchas locas, muchas abandonadas y abandonadoras…L@s que se abandonan a sí mism@s.

Las confinadas

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