Como narradores, titular una colección de cuentos o una novela puede ser truculento. Hay quienes no inician hasta que lo tienen, hay quienes esperamos hasta el final para ver cómo diablos le hacemos y nos topamos con que la mayoría de consejos insiste en que optes por un título conciso y corto, fácil de recordar. Sin embargo, de pronto uno descubre un título como éste y resulta que todos los recordamos no sólo por evocador, sino por el reto que implica citarlo.
Cómo encontrar un buen título: “Las palabras revoloteaban como las moscas alrededor de la mierda: el zumbido de sus alas era el de la rutina”
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