Durante los últimos años he editado el contenido que se publica en el sitio mexicokafkiano.com y hoy he venido a hablarte de mi experiencia con un método expositivo, cronológico y acorde al sistema educativo por competencias que rige las dignas actividades educativas de nuestro maravilloso país.
Así mismo enriqueceremos la exposición a través de diapositivas que analicen el funcionamiento del sitio, sus estadísticas vigentes y las políticas de análisis e interpretación de esa información, clave de posicionar a MK en la consciencia inmediata del consumidor de contenido de alta calidad en internet.
¿Estamos listos? vayamos al sitio donde ocurre la magia…
Déjate de poses
El éxito de un blog reside en su contenido y en si este es atractivo para su lector; un editor picudo elegirá, producirá y editará contenido que ese lector encuentre (de más a menos) útil, entretenido o llamativo; para ello se valdrá de una estimación del público que ese lector, en bola, conforma.
Es todo.
No, no hay más.
Puedes cerrar la entrada.
Cierra la entrada, ahora.
Sí, sí, en serio, adiós.
La siguiente cosa de la que puedo hablar y que puede que te interese escuchar, reside en la razón por la que continuaste leyendo luego de que te ordené, con todo mi poders de editor de revista digital que te fueras. ¿Por qué sigues aquí?
La respuesta corta, es que te encuentras esperando.
¿Que qué cosa?
A que siga escribiendo, por supuesto, ¿qué más podrías esperar de mí, imágenes chistosas?
Por supuesto que estás enganchado. ¿Cómo y cuándo fue que te enganchaste con este textillo tan idiota? ¿Por qué sonríes a solas, sosteniendo el celular o delante de la computadora? ¿Qué estás haciendo uniéndote a los lectores de Impetuosa?
Lo siguiente que quieres, luego de estar seguro de que el contenido que estás publicando es útil, entretenido o llamativo, es que sin importar su categoría, enganche al lector.
No hay en realidad una base sólida para provocar este efecto, aunque pueden distinguirse algunos rasgos típicos:
- El texto entrega de inmediato, en el primer minuto, pero no lo entrega todo.
- El texto evita como la sarna los párrafos gigantescos, todo tipo de lenguaje artificial y la palabra “yo”.
- El texto establece un momento propio y le permite al lector caminar dentro de él.
- El texto está escrito en una forma apelativa (¡hey tú, sí, tú!) y mucho mejor, ofrece complicidad (¡pst!, ira al papa goe).
- El texto complace y/o irrita ligeramente al lector, pero nunca por completo.
Asumir una pose delante de tales objetivos te va a estorbar: hay que ensuciarse las manitas y con ensuciarse las manitas, me refiero a que hay que estar dispuesto a cometer una interminable cantidad de errores (deja de pensar en el papa), mientras la publicación va delimitándose.
A lo que iba con el primer punto: toda pose de autoridad o conocimiento, de esas que suelen ser muy típicas de puestos como el del editor, no van a hacer sino entorpecerte y en muchas ocasiones, de plano dejarte un ego lastimadito.
Suéltate, edita sin pantalones. Luego escribe una entrada que diga que editas sin pantalones. Luego aprende a afirmar que justo en este momento, llevas puestos no solamente pantalones, sino pantalones de editor. Lleva tiempo, pero el momento donde descubres que gozas de dicha libertad lo vale todo.
No te quites los pantalones, aún.
Tuércele el cuello al correcaminos
¿Has escuchado a alguien decir en esta semana que la gente ya no lee nunca y ni por error? Eso es una pose. La gente sigue leyendo, pero hay que entender que no está leyendo tu obra maestra sobre la aventura romántica que Pucca y Destructor tuvieron aquella mañana en la que se encontraron por accidente en las playas de Cancún.
No lo leerá por dos factores: el tiempo que el lector de nuestros días tiene para leer y la visibilidad de la pieza.
Nos reímos de los memes porque los interpretamos, los leemos; el youtuber que sí te entiende es, sin maquillaje, un texto que puede o no estar consciente de serlo; toda la interacción en redes sociales que produces y recibes son textos que lees y escribes, aunque el INEGI no los cuente en sus estadísticas.
Te acaba de cruzar la mente y sí: Internet es un enorme texto que se escribe y se lee todos los días (es aún más loco, internet trata de una sola cosa: internet).
Así que se lee. Sólo que a ratitos y rápido. Más rápido. Todo lector de internet es un correcaminos. Todo productor de contenido en internet, es un torpe coyote, empleando aditamentos marca Acme hasta que bajo una lluvia de piedras, levanta un letrerito que dice: ¿Qué putas estoy haciendo?
El correcaminos no se persigue. Se caza. Dale una buena olfateada a las redes sociales, aprende el código, anota las tendencias y responde a una sola pregunta: ¿a dónde va?
Te paras ahí y cuando pase, zas, lo pescas y le metes todos los cuentos románticos sobre personajes de los ochentas y noventas que has escrito.
No tienes autores, ni colaboradores, ni subalternos; tienes cómplices
Vas a necesitar ayuda. Más que ayuda, vas a necesitar más cabezas pensando en el mismo nivel que tú.
Deben existir en esta tierra de dios blogs que mantengan una estructura jerárquica similar a la de una oficina llena de Godínez que esconden el túpper y minimizan el Facebook cuando tú llegas, pero no estamos buscando eso.
(En mi taxonomía, el sitio homónimo de un periódico o de una publicación impresa y establecida no es un blog y tampoco lo son las publicaciones que tengan asegurada su existencia a partir del financiamiento directo de una empresa que establecerá una mesa rectora y/o directiva)
Hora de otra revelación: todos pensamos que sólo podemos acceder a la publicación de autores de calidad a partir de una propuesta económica y que hacerlo de otro modo es un tanto deshonesto. La realidad, al menos en una larga etapa del proyecto de nuestro grupo, es que nunca trabajamos así.
Si esto suena algo frustrante, es porque lo es; pero la estrategia de complicidad que el grupo terminó formando alrededor de dicha circunstancia puede y debe compartirse: es posible generar una publicación a partir de la coincidencia de objetivos con autores en búsqueda de un medio.
Justo en este momento hay diez cuentos sobre el amor entre Pucca y Destructor que recién han salido en wattpad. Tres son curiosos. Dos valen la pena y hay uno increíble; su autor continuará escribiendo, llegará al día en el que se cruce de brazos si le pides un texto gratis, pero por ahora sólo tiene la calidad implícita de su contenido.
No sé, ¿no sería un enorme honor para cualquier sitio haberle abierto las puertas y un absoluto privilegio haber sido o seguir siendo su cómplice? Piénsalo.
Saldrá mal y vas a tener que seguir
Y ojalá sólo fueran los extraños casos por los que un blog pasa, que incluyen pero no se limitan a integrarse a rencillas entre grupos locales, en distintos estados; escuchar los divertidos chismes que se cuentan sobre ti y que-claro-que-jamás-escuchaste y saber que por ahí existe alguien que escupe el café si te mencionan a ti o a tu publicación.
Suena hasta entretenido (y lo es), hasta que se mezcla con los problemas alrededor de tu vida: Las relaciones que terminan y las que comienzan, los problemas en tu ático que te acompañan a todos lados, los del sótano y los del clóset, que también. Muertes e historias turbias. Días en los que no tienes ánimos de nada. Y la familia. Y la economía. Y las deudas.
Te vas a preguntar cuál es el punto y en más de una ocasión, terminarás parando porque la inmediatez del medio que de comienzo te resultó tan atractiva te abrumará. También: esto pasará muchas veces. Y puede que no sea un problema tan común, pero conforme los años pasan, más sospecho que me equivoco.
Y si me equivoco, puedo sugerir tres cosas. Uno, Jim Carrey.
Dos, escribir y editar para blogs es un recurso que se enlaza a y alimenta diversos aspectos de tu vida. Imagino que es un poquito parecido a lo que le ocurre a un astronauta o un minero; algo así como aprender a llorar tus muertos, pasar tus duelos, encontrar de nuevo tu cabeza y regresar al mundo, todo mientras trabajas… y sólo mientras trabajas.
Tres, make good art.
También es importante y difícil aprender a reconocer cuándo ha sido suficiente para una entrada. Si me disculpas, tengo que ir a ver cómo volver a poner un blog en línea.
Regaló su trabajo y experiencia a impetuosa, José Pérez.