No es verdad que escribimos para nosotros mismos (si alguien te lo ha dicho, está mintiendo), escribimos para ser leídos y una forma de hacerlo es la publicación impresa. Pero, ¿qué pasa cuando mandas tu material a diversas editoriales y no hay respuesta? ¿qué hacer si alguien se comunica y te dice: “claro, te publicamos y te cobramos tanto”?

Toca puertas

Lo primero es ver a qué editorial quisieras pertenecer y evaluar con la cabeza muy fría si en verdad tienes la línea editorial y la calidad para pertenecer a ella. Nada pierdes con participar en los grandes premios editoriales, pero lo cierto es que muchos autores iniciaron con pequeñas editoriales que apostaron por ellos. Revisa los proyectos editoriales independientes de tu región. Quizás haya uno que se interese por tu trabajo.

Échale números

Publicar un libro de 100 páginas puede costarle a una editorial independiente alrededor de $30,000 pesos (dependiendo mucho del papel, la impresión a color o a dos tintas de la portada, el diseño editorial en general, el número de ejemplares que comprende el tiraje, entre muchas otras cosas como las horas-hombre invertidas en corrección y diagramación). ¿Tiene tu trabajo la calidad para que alguien invierta y logre recuperar su inversión? ¿Cuentas con una plataforma de lectores que, sumada a la plataforma de lectores de la editorial, vuelva el riesgo atractivo?

No esperes ser descubierto

Las películas en las que el autor comprometido con su arte es descubierto por un editor comprensivo y millonario que arriesga todo por publicarlo son sólo eso: películas. (Sí, yo también vi Pasión por las Letras y te aseguro que un editor así ya es historia). La industria editorial es un negocio, no una caridad. ¿Qué estás ofreciendo de tu parte? Por otro lado, siempre hay colmilludos: ¿qué es lo que la editorial te ofrece a ti?

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa…

Cuando una editorial te ofrece publicarte y sólo te piden que pagues una cantidad para hacerlo, significa que no formarás parte de su catálogo, sino que pagarás por servicios editoriales. En otras palabras, vas a autopublicarte. Esto no tiene nada de malo: la cuestión es que no te lo ofrezcan como un engaño. Aunque te digan que fuiste seleccionado entre un millón, que te leyeron y tu trabajo es maravilloso y eres justo lo que han estado buscando: si te cobran, te estás autopublicando (y, seguramente, por un precio muy inflado).

Autopublicarse con todas las de la ley

Pagar los servicios editoriales de una imprenta o casa editorial que los ofrece con claridad es una excelente opción. En mi experiencia se puede hacer un tiraje pequeño (150 a 300 ejemplares) y recuperar tu inversión en un lapso de un año, haciendo presentaciones, promoviendo tu trabajo en redes sociales, en fin: trabajando mucho, pero con la libertad de haber hecho el libro a tu gusto, por un precio justo, logrando una meta importante para todo escritor: ver tu trabajo impreso y listo para ser leído por alguien que no seas tú mismo.

Nos compartió para impetuosa Cecilia Magaña.

Ser publicado o autopublicarse, esa es la cuestión.
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