Luego de la entrevista hablada en la que me zafé de pronunciar la palabra infrastructure, me despejaron una máquina en un cubículo compartido por un empleado que estaba en junta, por lo que tuvimos que bajar la voz.
Llevo un par de años trabajando en Mac en una pantalla amplia con mis herramientas personalizadas. El escritorio virtual de la máquina en la que me sentaron estaba llena de íconos y del lado opuesto al que estoy acostumbrado. Y con un sistema horrible llamado creo que Windows.
Tienes 20 minutos — Me indicaron, y fiel a lo que dije en la entrevista, no me estresé.
El primer reto: Entrar a mi correo para descargar el examen. Y no porque no supiera mi contraseña sino por el microinfarto que me dio no poder escribir la arroba…
Ah sí: Alt Gr + 2.
Leo las instrucciones rápidamente para decidir qué hacer primero.
Avanzo.
A los del otro lado del cubículo parece no importarles que su compañero está en junta. Se carcajean. Yo, sereno ¿Lo harán a propósito?
Tengo la tentación de buscar las respuestas en Google que ya están en mi cabeza pero que hace años no necesito. La cosa es que también para buscar se necesita de algo que no tengo: tiempo.
La última vez que usé tablas eran responsivas y con un editor visual. Llené los campos de un sitio web de mariscos a través de WordPress.
Veo la hora a la que me enviaron el mail. Hace 10 minutos. Gulp.
El puntero del mouse se desliza por la pantalla más rápido de lo que un maquetador quisiera y el scroll está invertido. Abro el inspector de código fuente y el debugger para móviles está activado. ¿Cómo se desactiva algo que nunca usas de esa forma? No importa que el scroll esté invertido, te acostumbras, pero esta feature lo desactiva. Nada cabe en la pantalla. Ni el estrés. Decido ver una cosa a la vez.
Una cosa a la vez.
¿Para qué alguien necesitaría manualmente insertar una imagen usando una ruta relativa? Pienso que tal vez fue una de las tareas requeridas cuando fusionaron el sitio viejo con el nuevo. En mi caso todo lo hago en línea, me fascina “sentir” qué tan pesada está una página web mientras la desarrollo. Por ejemplo, si alcanzas a ver cómo se va descargando una imagen, algo anda mal. Al parecer, no es una habilidad requerida para esta prueba.
Y luego, cuando me queda un minuto, pienso cosas como que nadie termina el examen en 20 minutos. A todos les va a ir mal. Que lo hacen para ver si no avientas la mesa, si sudas, si renuncias antes de que te contraten. ¿Será preferible ignorar las instrucciones en rojo para entregar más respuestas? ¿Me estarán evaluando si sigo instrucciones?
Envié todo a los 20 minutos. Incompleto. ¿Cuánto tiempo más necesitas? — me preguntan. En el desarrollo de software esta es una de las preguntas más complejas que existen. Me hubiera gustado responder: Necesito el tiempo que sea necesario, como si no fuera una entrevista, como si ya me hubieran contratado.
Salí muy feliz pero con una espinita atravesada de saber que yo sabía todo lo que me preguntaron pero… pero… pero…
Naturalmente, todas las respuestas que me faltaron se desatoraron en mi mente al instante en que salí de las instalaciones.
Godineó para impetuosa: Jos Velasco