En casa tenemos una galería y hemos aprendido algunas cosas sobre los pretextos que se inventa la gente para no atender a un evento. Sé que es difícil convencer a la gente cuando ha tomado la decisión de no ir pero me gusta darle la vuelta a sus pretextos.
«No tengo dinero»
En nuestra estancia en Los Angeles tuvimos una iluminación. Uno de los museos más espectaculares que existen, no solo por la obra que exhibe sino por su arquitectura, sus jardines y su vista al mar y a la ciudad es el Getty Center. La entrada a este olimpo es gratuita.
¿Tienes forma de absorber las cuotas del evento? No cobrar la entrada y hacer que los ingresos provengan de otra parte puede ser una buena idea. En nuestro caso con la galería, en un principio cobrábamos la entrada a los eventos a cambio de una cena, bebida y entretenimiento. Servía bien para atraer gente interesada en la fiesta pero no tanto para atraer coleccionistas. Es muy importante definir y comunicar el objetivo de tu evento. Al principio muchos se quedaban con la idea de que aportaban lo suficiente si pagaban el cover en la noche del evento y la obra a la venta quedaba en un segundo plano. Si la obra a presentar es lo más importante no es tan bueno usar como gancho el hecho de que regalarás comida. Por otro lado, si la gente se queja del precio de la comida, seguramente nunca comprarán obra.
«Me queda muy lejos»
Hace unos días se organizó el primer taller de la AIPC en la ciudad de Guadalajara. Se invitó a todas las revistas y José Pérez de México Kafkiano le dio una lección a las revistas locales que no vinieron pues asistió desde Aguascalientes. Una forma de demostrar qué tanto te importa algo es asistiendo a pesar de lo difícil que pueda llegar a ser comunicándote con el organizador. Al Kafkiano le fue muy bien porque lo invitamos a comer y lo alojamos y la pasamos excelente.
«No tengo cómo regresarme»
Nos ha pasado que la gente se pierde eventos solo porque no tienen la capacidad de conseguir ride. ¿Será? Una vez ofrecimos códigos de Uber a aquellas personas sin automóvil para que pudieran regresar gratis a su hogar. No es tan efectivo, por lo que para mí cae en la categoría de pretexto insulso.
Un día contrataremos un camión para llevar a la gente desde una zona «más céntrica» y de paso beber en el trayecto.
«No sé cómo llegar»
No tienes por qué saberlo, pero hay una cosa que muy probablemente tiene tu celular llamada GPS que no todo el tiempo consume datos de internet para funcionar. Este pretexto está en vías de extinción con el popular «te mando mi ubicación».
«Tengo un compromiso familiar»
Existen compromisos familiares para aventar al cielo y esa frase es tan genérica como decir «Hagas lo que hagas no iré». Me molesta un poco el peso que tiene la familia en la sociedad y este pretexto en particular pues implica que no necesariamente se la van a pasar mejor que en tu evento, pero no irán. Ni le muevas.
«Estoy enfermo y no los quiero contagiar»
Qué considerado, querido.
Conclusión:
La gente que quiere ir a un evento lo hará sin inventar pretextos. En lo personal prefiero la verdad: no quiero ir, prefiero ir a tal lugar, no iré. Las justificaciones a veces salen sobrando y son parientes del «tal vez asista» de Facebook.
Colaboró para impetuosa: Jos Velasco